¿Qué prevalencia tiene la infección de orina en la actualidad?
Las infecciones del tracto urinario (ITUs) en general, y las que afectan a la parte inferior de la vía urinaria en particular (cistitis), son la segunda causa en importancia de las infecciones atendidas en Atención Primaria, después de las respiratorias. Así, en una encuesta epidemiológica realizada en 2007 a más de 6.500 mujeres en España, casi una de cada cuatro. había presentado al menos un episodio de cistitis en su vida; lo cual da idea de la alta prevalencia de este tipo de infección en la práctica clínica habitual del médico de Familia.
¿Por qué aparecen? ¿Cuáles son las causas principales de la infección de orina?
Existen diversos factores que inciden en la aparición de las infecciones urinarias, y son variables en función de la edad y sexo. En mujeres jóvenes: los antecedentes de ITUs en la madre, el uso de espermicidas y las relaciones sexuales. En mujeres postmenopáusicas: antecedentes de ITUs previas en la edad fértil. En varones jóvenes: son poco frecuentes y en relación con la actividad sexual. En los mayores de 50 años: relacionados con la patología prostática. En ambos sexos y mayores de 80 años: gran impacto de las hospitalizaciones, estar institucionalizado o ser portadores de sondas permanentes de orina.
Por otro lado, existen alteraciones del flujo urinario, como en el embarazo, en las malformaciones del aparato urinario o en ciertas enfermedades (diabetes, cánceres, enfermedades neurológicas, etc.) que predisponen o agravan las ITUs.
¿Son iguales todas las infecciones de orina?
La respuesta es rotundamente no. Las infecciones de orina tienen peculiaridades distintas dependiendo de diferentes factores, como por ejemplo los siguientes: el sexo, la edad, la presencia de alteraciones estructurales de la vía urinaria o la necesidad de un sondaje vesical prolongado, entre otros.
Por su localización, las infecciones urinarias se clasifican en: infecciones inferiores o de vías bajas (cistitis, uretritis y prostatitis) y superiores o de vías altas (pielonefritis agudas, nefritis bacteriana aguda, absceso intrarrenal y absceso perinéfrico). Así, normalmente en las infecciones de vías altas y en la prostatitis existe invasión tisular, lo que conlleva un manejo diferente y un tratamiento más prolongado.
¿Qué lleva a que una infección de orina se cronifique?
Más que de cronificación hay que hablar de recurrencias, es decir, aparición de episodios de ITUs, 3 o más en un año después de una ITU “curada”. En mujeres jóvenes obedecen a la actividad sexual y en postmenopáusicas al déficit de estrógenos.
Los principales factores de riesgo para padecer ITUs recurrentes son la incontinencia urinaria, cirugía urogenital previa, patología urológica (cálculos, procesos que produzcan obstrucción, prostatitis crónica, vejiga caída, sondaje permanente etc.), presencia de diabetes mellitus, enfermedades neurológicas (lesión medular, esclerosis múltiple, ictus, etc.) y antecedentes de ITUs en la infancia, o en mujeres con antecedente de ITU en la madre o haber tenido ITUs antes de la menopausia.
Las personas que se automedican o no cumplen las pautas de tratamiento como ha indicado el profesional sanitario, corren el riesgo de infecciones difíciles de erradicar por la aparición de gérmenes resistentes a los antibióticos.
¿Qué diferencias hay entre las infecciones de orina en hombres y mujeres?
Las infecciones urinarias son más frecuentes en la mujer; sin embargo, en los varones la mayoría de las infecciones urinarias se consideran complicadas, que son aquellas infecciones asociadas con anomalías funcionales y/o estructurales de la vía urinaria; por tanto, siempre requieren estudio.
Volviendo al caso de la mujer, en el intervalo de edad comprendido entre los 15 y los 50 años, el principal factor favorecedor de infección urinaria es el coito, hasta el punto de poder afirmarse que el inicio de la actividad sexual multiplica el riesgo de padecer infección urinaria hasta en 3’5 veces.
¿Cómo es el diagnóstico?
El diagnóstico se fundamenta en los síntomas clínicos como micción dolorosa, escozor e imperiosidad de orinar, micciones frecuentes con poca orina, dolor en la parte baja del abdomen u orina con sangre, síntoma este último que asusta mucho a las personas pero que no reviste gravedad. Si la infección es de vías altas, como la pielonefritis, o es complicada aparece dolor en la zona de los riñones o síntomas generales como fiebre, cefalea, escalofríos, nauseas, vómitos, malestar general.
El diagnóstico se completa con la exploración física por parte del médico, y en algunas ocasiones, será necesario realizar una tira reactiva de orina en la propia consulta o solicitar al laboratorio un cultivo de orina.
¿Cómo hay que manejarla?
Ante una clínica sugestiva de infección urinaria lo adecuado es consultar con su médico de Familia, para la adecuada filiación del proceso e instaurar el tratamiento más idóneo según las características del paciente. Entre las medidas no farmacológicas que se pueden tomar se encuentra una ingesta hídrica abundante, el realizar micciones frecuentes y el aplicar calor en la zona baja del abdomen.
¿Qué medidas deberíamos seguir para prevenirlas?
Las medidas preventivas tienen como fin proteger a las personas frente a la infección, mejorando los mecanismos de defensa.
En población general, son recomendables medidas de higiene urogenital: limpieza perineal correcta (especialmente en niñas en edad escolar), micciones frecuentes, vaciar totalmente la vejiga al orinar, corregir el estreñimiento (por la proximidad del colon con el aparato urogenital, lo que facilita la infección de orina por contigüidad), y evitar baños prolongados y jabonosos. En mujeres embarazas, debe hacerse un cribado sistemático de infecciones de orina durante todo el embarazo. Las infecciones no tratadas pueden provocar partos prematuros y recién nacidos de bajo peso.
Los enfermos crónicos polimedicados deben informar y comentar con su médico de familia los fármacos que toman, ya que alguno de ellos puede precipitar o agravar las infecciones de orina.
Si se trata de mujeres jóvenes que utilizan espermicidas, se aconseja cambiar de método anticonceptivo.
¿Podemos protegernos mediante la alimentación (arándanos, zumo de limón o naranja, ajo, canela, jengibre, tomillo o romero)?
Existen diferentes estudios publicados sobre este aspecto; sin embargo, los datos aportados por dichos estudios arrojan resultados controvertidos que no permiten hacer extensivo las recomendaciones dietéticas en la prevención de la infección urinaria. En el caso concreto de la administración oral de preparados a base de arándanos parece que éstos inhiben la adhesión de los patógenos a las células uroepiteliales, pero no se pueden sacar conclusiones científicas porque los estudios con ellos difieren mucho unos de otros. Esto mismo es extensivo a otras medidas preventivas enfocadas a la acidificación de la orina, al uso de la fructosa contenida en la fruta o al uso de probióticos para restablecer la ecología vaginal en la mujer.
¿Qué avances se han producido en los tratamientos? ¿Cómo hay que tratar la infección de orina?
El avance en los tratamientos son las recomendaciones en las Guías de práctica clínica de pautas cortas de antibióticos e indicados por un profesional sanitario, insistiendo en el cumplimiento de las pautas posológicas: dosis, horario y duración del tratamiento y evitando la automedicación. Se incide en estos puntos porque actualmente existe un problema de salud pública de gran magnitud a nivel mundial, debido a la resistencia de los gérmenes a los antibióticos por el mal uso y abuso de los mismos.
Otro avance son las vacunas orales e intranasales preparadas a partir de extractos de bacterias uropatógenas, moderadamente efectivas para prevenir las recurrencias. No existen estudios adecuados que evalúen la efectividad de otras preparaciones comercializadas.