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La gota, “la gran desconocida”, a pesar de ser la enfermedad inflamatoria crónica más frecuente en varones adultos Destacado

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  • Así pone de manifiesto una encuesta realizada por la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), cuyos resultados han sido dados a conocer en Valencia durante el XXV Congreso de Medicina General y de Familia.

  • A pesar de ser una enfermedad curable, “fácil de manejar en Atención Primaria, tan sólo un pequeño porcentaje de los pacientes se beneficia del adecuado tratamiento”, según el Dr. Carlos Bastida.

  • Esto fue lo que llevó a la sociedad médica a realizar una encuesta sobre la gota, en la que participaron en torno a 400 médicos procedentes de todas las comunidades autónomas.

  • Sus resultados relevaron el desconocimiento de esta enfermedad cuya prevalencia va en aumento, situándose en el 3,3% en nuestro país. Desconocimiento que puede venir principalmente por la “infravaloración” de esta enfermedad.

  • A la larga, la gota puede provocar daños articulares muy importantes, con disminución de la función articular y de la movilidad, provocando una pérdida importante de la calidad de vida.

Valencia, 1 de junio de 2018 – Una reciente encuesta realizada por la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), cuyos resultados han sido dados a conocer en el XXV Congreso de Medicina General y de Familia, ha revelado el desconocimiento que se tiene sobre el abordaje de la gota, la enfermedad inflamatoria crónica más frecuente en varones adultos cuya prevalencia va en aumento, situándose en el 3,3% en nuestro país.

dr.bastidaLa gota está producida por el depósito de cristales de urato monosódico en las articulaciones y en articulaciones y tejidos (tofos) a causa del exceso de ácido úrico durante largos periodos de tiempo. Al principio, puede ser asintomática pero pueden aparecer ataques agudos muy dolorosos y con gran componente inflamatorio que suelen ser en los dedos de los pies, pero que después pueden aparecer en otras articulaciones. A la larga, puede provocar daños articulares muy importantes, con disminución de la movilidad, provocando una pérdida importante de la calidad de vida.

A pesar de que realmente es una enfermedad curable, “fácil de manejar en Atención Primaria, tan sólo un pequeño porcentaje de los pacientes se beneficia del adecuado tratamiento”, según el Dr. Carlos Bastida, responsable del Área de Patología Osteoarticular de la SEMG. Esto fue lo que llevó a la sociedad médica a realizar una encuesta sobre la gota en la que participaron en torno a 400 médicos procedentes de todas las comunidades autónomas. Sus resultados relevaron que sigue siendo “la gran desconocida”, desconocimiento que puede venir principalmente por la “infravaloración” que hace el colectivo médico de esta enfermedad, según el Dr. Bastida.

La mitad de los médicos consultados por la SEMG cree que la gota se cura (50,1%), sin embargo, sólo el 18,9% cree que conseguirá eliminar los tofos con el tratamiento. Lo cierto es que “el depósito de estos cristales es reversible mediante el tratamiento adecuado para rebajar la uricemia”.

Los participantes en la encuesta creen que el diagnóstico de la gota es básicamente por la clínica y con la analítica y, aunque éstas pueden hacer sospechar la enfermedad, la gota “debe ser diagnosticada de forma definitiva por la demostración de esos cristales de urato monosódico”, según el Dr. Bastida.

Un gran porcentaje de los encuestados por la SEMG cree que es una patología secundaria y no la creen sistémica ni genética (22%). Del mismo modo, los resultados de la encuesta revelan que tampoco se valora en exceso el alto grado de comorbilidades de la gota (solo el 44% lo cree).

Pérdida de calidad de vida
En concreto, la gota se asocia con enfermedades con una gran influencia negativa sobre la salud, como hipertensión arterial, enfermedad renal crónica, obesidad, diabetes e hiperlipemia o síndrome metabólico. Así mismo, existen diversos estudios que asocian la gota a la enfermedad cardiovascular y mortalidad.

El objetivo final del tratamiento será la disolución de los cristales, disminuyendo la concentración de ácido úrico prolongándola en el tiempo, previniendo nuevos brotes y el daño estructural. “Es importante, la educación de los pacientes sobre su enfermedad, para evitar la pérdida de la adherencia al tratamiento”, según el experto.

A pesar de ello “no existe en nuestra práctica médica unos objetivos claros terapéuticos de los niveles de ácido úrico, lo que conlleva que una gran mayoría de los pacientes gotosos continúen presentando ataques agudos y una disminución importante de su calidad de vida”, apunta el doctor.

Otros de los datos que se desprenden de la encuesta es que la mayoría de los médicos de familia (70%) comienzan ellos el tratamiento y sólo deriva el 30% de los casos, sobre todo, a Reumatología (menos a Endocrinología y Medicina Interna). Más del 55% de los médicos encuestados afirma no mantener una relación habitual con los reumatólogos sobre sus pacientes gotosos (solo el 13,7%), aunque sí les gustaría tenerla.

pdfNota de prensa - 20100601-1

Visto 3326 veces Modificado por última vez en Miércoles, 13 Junio 2018 19:36
ORTIZ SANCHEZ FRANCISCO

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