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Cuándo preocuparnos por un dolor torácico

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ImagenAutor Dra. Uxia Olveira García Miembro del Grupo de Urgencias y Emergencias de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG)
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¿Por qué puede doler el pecho?

Las causas de dolor torácico son muchas y muy variadas. Puede deberse tanto a patologías banales, como problemas de la musculatura del tórax secundaria a traumatismos o grandes esfuerzos, como a otras potencialmente mortales como puede ser el infarto de miocardio, el tromboembolismo pulmonar o la disección/rotura de la arteria aorta.

 

¿Qué causa los distintos tipos de dolor?

Como mencionamos previamente, el dolor en el pecho puede responder a causas potencialmente mortales o a otras de menor gravedad. Podemos encontrar causas de dolor torácico de origen cardiológico (infarto de miocardio, pericarditis, patología de las válvulas del corazón…), pulmonar (neumonía, tromboembolismo pulmonar, nemuotórax, etc.), digestivo (úlcera gástrica o duodenal, espasmo esofágico, reflujo gastroesofágico), musculoesquelético (traumatismos directos sobre la pared del tórax, costocondritis) e, incluso, psicógeno (estados de ansiedad).

 

¿Cómo es el dolor en cada una de las causas? ¿Es distinto el dolor que se siente dependiendo de la causa? ¿Es fácil identificar lo que ocurre dependiendo del dolor?

En ocasiones el dolor torácico presenta características similares independientemente de su causa, por lo que es fundamental una anamnesis estricta para identificar la causa que lo desencadena. Se debe valorar no solo las características del dolor sino a su duración, intensidad, localización, factores que lo modifican, síntomas asociados e irradiación a otras zonas del cuerpo.

Así, el dolor de origen cardíaco típico suele ser opresivo, localizado en el centro del pecho, que el paciente describe “como si tuviera un peso o como si lo agarraran por dentro”.  Puede irradiar a brazo izquierdo (incluso a ambos), cuello o mandíbula; suele durar entre dos y quince minutos, pudiendo prolongarse en caso de infarto agudo de miocardio. También puede ir asociado a otros síntomas como palidez, sudoración o mareos.

El dolor de origen pleurítico suele ser punzante, localizarse a nivel costal (en ocasiones el paciente lo localiza a punta de dedo) y aumentar con la respiración o la tos.

En cuanto al dolor de pecho de causa digestiva, puede ser indistinguible del dolor de causa cardiológica tanto por su localización como por su intensidad y los síntomas acompañantes, pudiendo ser estos náuseas o sensación de plenitud gástrica, al igual que aquellos con origen en estados de ansiedad.

Por último, las características del dolor de perfil osteomuscular dependen de la zona de la pared torácica afectada y de la intensidad del traumatismo o el sobreesfuerzo realizado, aunque en la mayor parte de los casos se modifica con los movimientos y se reproduce con la palpación directa sobre la zona afectada.

 

¿Puede ir acompañado de otros síntomas? ¿es fácil confundir las causas?

El dolor de pecho puede acompañarse de diversos síntomas que pueden orientarnos a la hora de determinar la causa, aunque no su presencia o ausencia no es definitoria.

En el dolor de origen cardíaco, como he comentado anteriormente, los síntomas acompañantes más frecuentes son la sudoración, las náuseas y/o vómitos, las palpitaciones y la disnea. Algunos de ellos pueden encontrarse también cuando el dolor es de origen psicógeno, en el que los pacientes también pueden presentar además parestesias (sensación de hormigueo), hiperventilación y sensación de ahogo y muerte inminente.

Según el origen del dolor pleurítico, aquel localizado a punta de dedo y que se modifica con los movimientos respiratorios, podemos encontrar como síntomas asociados fiebre, tos y expectoración (incluso sanguinolenta) o taquicardia.

Cuando la causa es digestiva el dolor puede acompañarse de regurgitación ácida o de alimentos, vómitos, tos de predominio nocturno y/o dificultad para tragar sólidos y/o líquidos.

 

¿Cuándo es preocupante el dolor de pecho? ¿Cuándo hay que acudir al médico?

El dolor torácico es un síntoma que causa gran preocupación en el paciente. Teniendo en cuenta que puede presentar características atípicas respecto a las que serían habituales según la causa desencadenante, sobre todo cuando se trata de pacientes con comorbilidades asociadas (enfermedades como la hipertensión, la diabetes…), resulta difícil (e incluso atrevido) establecer en qué momento debe o no el paciente acudir a los servicios sanitarios.

Ante cualquier dolor de inicio en reposo o con el ejercicio físico, sin antecedente traumático previo, que no se modifica con los movimientos del tórax y se acompaña de síntomas como náuseas, vómitos, palpitaciones o sudoración, sería aconsejable la valoración por personal sanitario.

 

¿Puede irradiar a otras zonas del cuerpo?

Como ya he comentado, según la causa que lo produzca el dolor torácico puede irradiar a diferentes zonas como, por ejemplo, al brazo izquierdo (o incluso a ambos), al cuello, a la mandíbula, al epigastrio o espalda.

 

También dependiendo de la causa, ¿se puede evitar?

La forma de evitarlo es actuar sobre los factores de riesgo que producen las distintas patologías que producen ese dolor.  Por ejemplo, en el caso de la cardiopatía isquémica, tipo infarto agudo de miocardio, es básico controlar los factores de riesgo cardiovascular, como puede ser el tabaco, dejar de fumar es fundamental, también debemos controlar la tensión arterial o los niveles de colesterol, así como el peso.

Visto 1087989 veces Modificado por última vez en Miércoles, 08 Enero 2020 12:34