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Jueves, 19 Diciembre 2019 14:40

Cuándo preocuparnos por un dolor torácico

¿Por qué puede doler el pecho?

Las causas de dolor torácico son muchas y muy variadas. Puede deberse tanto a patologías banales, como problemas de la musculatura del tórax secundaria a traumatismos o grandes esfuerzos, como a otras potencialmente mortales como puede ser el infarto de miocardio, el tromboembolismo pulmonar o la disección/rotura de la arteria aorta.

 

¿Qué causa los distintos tipos de dolor?

Como mencionamos previamente, el dolor en el pecho puede responder a causas potencialmente mortales o a otras de menor gravedad. Podemos encontrar causas de dolor torácico de origen cardiológico (infarto de miocardio, pericarditis, patología de las válvulas del corazón…), pulmonar (neumonía, tromboembolismo pulmonar, nemuotórax, etc.), digestivo (úlcera gástrica o duodenal, espasmo esofágico, reflujo gastroesofágico), musculoesquelético (traumatismos directos sobre la pared del tórax, costocondritis) e, incluso, psicógeno (estados de ansiedad).

 

¿Cómo es el dolor en cada una de las causas? ¿Es distinto el dolor que se siente dependiendo de la causa? ¿Es fácil identificar lo que ocurre dependiendo del dolor?

En ocasiones el dolor torácico presenta características similares independientemente de su causa, por lo que es fundamental una anamnesis estricta para identificar la causa que lo desencadena. Se debe valorar no solo las características del dolor sino a su duración, intensidad, localización, factores que lo modifican, síntomas asociados e irradiación a otras zonas del cuerpo.

Así, el dolor de origen cardíaco típico suele ser opresivo, localizado en el centro del pecho, que el paciente describe “como si tuviera un peso o como si lo agarraran por dentro”.  Puede irradiar a brazo izquierdo (incluso a ambos), cuello o mandíbula; suele durar entre dos y quince minutos, pudiendo prolongarse en caso de infarto agudo de miocardio. También puede ir asociado a otros síntomas como palidez, sudoración o mareos.

El dolor de origen pleurítico suele ser punzante, localizarse a nivel costal (en ocasiones el paciente lo localiza a punta de dedo) y aumentar con la respiración o la tos.

En cuanto al dolor de pecho de causa digestiva, puede ser indistinguible del dolor de causa cardiológica tanto por su localización como por su intensidad y los síntomas acompañantes, pudiendo ser estos náuseas o sensación de plenitud gástrica, al igual que aquellos con origen en estados de ansiedad.

Por último, las características del dolor de perfil osteomuscular dependen de la zona de la pared torácica afectada y de la intensidad del traumatismo o el sobreesfuerzo realizado, aunque en la mayor parte de los casos se modifica con los movimientos y se reproduce con la palpación directa sobre la zona afectada.

 

¿Puede ir acompañado de otros síntomas? ¿es fácil confundir las causas?

El dolor de pecho puede acompañarse de diversos síntomas que pueden orientarnos a la hora de determinar la causa, aunque no su presencia o ausencia no es definitoria.

En el dolor de origen cardíaco, como he comentado anteriormente, los síntomas acompañantes más frecuentes son la sudoración, las náuseas y/o vómitos, las palpitaciones y la disnea. Algunos de ellos pueden encontrarse también cuando el dolor es de origen psicógeno, en el que los pacientes también pueden presentar además parestesias (sensación de hormigueo), hiperventilación y sensación de ahogo y muerte inminente.

Según el origen del dolor pleurítico, aquel localizado a punta de dedo y que se modifica con los movimientos respiratorios, podemos encontrar como síntomas asociados fiebre, tos y expectoración (incluso sanguinolenta) o taquicardia.

Cuando la causa es digestiva el dolor puede acompañarse de regurgitación ácida o de alimentos, vómitos, tos de predominio nocturno y/o dificultad para tragar sólidos y/o líquidos.

 

¿Cuándo es preocupante el dolor de pecho? ¿Cuándo hay que acudir al médico?

El dolor torácico es un síntoma que causa gran preocupación en el paciente. Teniendo en cuenta que puede presentar características atípicas respecto a las que serían habituales según la causa desencadenante, sobre todo cuando se trata de pacientes con comorbilidades asociadas (enfermedades como la hipertensión, la diabetes…), resulta difícil (e incluso atrevido) establecer en qué momento debe o no el paciente acudir a los servicios sanitarios.

Ante cualquier dolor de inicio en reposo o con el ejercicio físico, sin antecedente traumático previo, que no se modifica con los movimientos del tórax y se acompaña de síntomas como náuseas, vómitos, palpitaciones o sudoración, sería aconsejable la valoración por personal sanitario.

 

¿Puede irradiar a otras zonas del cuerpo?

Como ya he comentado, según la causa que lo produzca el dolor torácico puede irradiar a diferentes zonas como, por ejemplo, al brazo izquierdo (o incluso a ambos), al cuello, a la mandíbula, al epigastrio o espalda.

 

También dependiendo de la causa, ¿se puede evitar?

La forma de evitarlo es actuar sobre los factores de riesgo que producen las distintas patologías que producen ese dolor.  Por ejemplo, en el caso de la cardiopatía isquémica, tipo infarto agudo de miocardio, es básico controlar los factores de riesgo cardiovascular, como puede ser el tabaco, dejar de fumar es fundamental, también debemos controlar la tensión arterial o los niveles de colesterol, así como el peso.

Jueves, 19 Diciembre 2019 14:26

Tengo frío o calor, ¿por qué?

¿Por qué hay unas personas más calurosas o frioleras que otras?

El cerebro es el encargado de regular la temperatura y mantener nuestro organismo en una temperatura confortable, es decir, que si hace calor activa mecanismos biológicos como sudar, etc. Para regular la temperatura si hace frío tenemos la necesidad de abrigarnos o comer alimentos ricos en grasa o en hidratos de carbono para mantener en el organismo una temperatura entre 35 y 37 grados centígrados. Sin embargo, en una misma familia el padre, la madre, abuelos y hermanos reaccionan diferente ante la misma temperatura. Por ejemplo, para muchas personas una temperatura de 23-25 grados centígrados es confortable, permite estar sin sufrir calor, sin embargo, algunos miembros de la familia tienen frío y tienen que abrigarse y olvidarse de la ropa de manga corta. Es decir, todas las personas percibimos diferente el frío porque tenemos diferentes respuestas biológicas ante la misma temperatura que estamos expuestos.

¿Es cuestión de genética ser más calurosas o frioleras que otras?

Actualmente, se conoce que la herencia tiene un papel fundamental en la regulación de los mecanismos compensadores de la temperatura. Todos hemos escuchado la expresión “que piel tan gruesa”, “como come y no engorda”, “ella siempre tiene frío” estas variantes individuales no se pueden modificar, forman parte de lo que hace especial a cada persona, inclusive en miembros de la misma familia.  Una persona que tenga mayor tendencia a la piel grasa tendrá más protección ante las temperaturas externas y menor pérdida de calor interno al ser más gruesa.  La cantidad de grasa corporal proporciona más protección para el frío. Quienes son delgados o tienen un bajo índice de grasa corporal, probablemente estén menos protegidos ante las bajas temperaturas. Sin embargo, esto no quiere decir que debamos engordar, ya que esto trae consigo muchos más riesgos de salud, que ser "frioleros".  El estrés continuo afecta negativamente a todo nuestro cerebro, afecta a genes que regulan el estado de ánimo siendo un factor que dificulta una correcta respuesta al frío.

¿Las mujeres son más frioleras que los hombres?

Sí. Las mujeres están más preparadas para afrontar las temperaturas extremas y precisamente por ello son más frioleras. Cuando están en un ambiente frío las mujeres tienen dos mecanismos para regular la temperatura: 1.- cierran los vasos sanguíneos de la piel para impedir que se pierda calor. 2.- tiene mayor proporción de grasa subcutánea que el hombre, pierde menos calor por radiación, conservando así más calor en su cuerpo.  Sin embargo, las señales que llegan al cerebro provenientes de la piel se traducen como frío y sienten necesidad de cubrirse.

¿Esto puede variar a lo largo de la vida? Por ejemplo, de pequeño ser súper caluroso, ¿pero de mayor más friolero? 

Los niños no son más sensibles al frío que los adultos. Pensamos como padres o familiares qué los niños tienen más frío que los adultos, cuando vemos por la ventana que hace frío, que está lloviendo, neblina nos disponemos a vestir al pequeño como si fuera esquimal.  Una expresión coloquial es que, si la madre tiene frío, el niño tendrá mucho más, ¿realmente es cierto? No, la termorregulación de los pequeños es igual que la nuestro: sienten el calor o el frío con la misma intensidad que nosotros. Casi siempre, los niños no son más sensibles al frío que los adultos; más bien al contrario, tienden a ser más activos. Corren, saltan, eso les facilita el hecho de entrar en calor.

Los recién nacidos son una excepción ya que aún están desarrollando los mecanismos para guardar el calor y enfriar el cuerpo cuando la temperatura se incrementa, todo esto es por la inmadurez de su sistema nervioso central. El porcentaje de grasa y agua que tiene un neonato es mayor cuando éste va creciendo. Por otro lado, cuando envejecemos nos pasa algo similar: perdemos la masa muscular, mayor porcentaje de grasa. Es recomendable llegar a la madurez de la vida con cierta cantidad de músculo y eso se logra fácilmente con paseos por el parque, por casa, etc.  Estemos activos tanto en mente con corporalmente.

¿Por qué hay tanta variación en la reacción al frío o calor?

Impulsos nerviosos son enviados a los músculos para generar calor metabólico a través de los escalofríos, los vasos sanguíneos se contraen para evitar que se pierda calor por aquellas zonas que están más frías y concentrándolo en los órganos internos. Los impulsos también llegan a la corteza cerebral, la parte del cerebro en la que se produce el razonamiento y en la que se genera la información acerca de que estamos teniendo frío. Estas sensaciones se combinan con los impulsos que llegan desde el sistema límbico, el responsable de nuestro estado emocional para determinar cómo nos sentimos respecto al frío que estamos sintiendo. Todo en su conjunto nos lleva a realizar acciones que nos protejan contra ese frío. Nos tapamos, nos ponemos más ropa, nos acurrucamos y expresamos que tenemos frío, nos cuesta calentar las manos o los pies.  

Sin embargo, la relación entre la temperatura y la fiebre o la inflamación se conoce desde hace mucho tiempo y múltiples evidencias señalan que la eficacia de la respuesta inmune puede verse influenciada por la temperatura modificando la expresión de genes involucrados en la defensa del individuo.

¿Deben abrigarse menos las personas más calurosas? ¿Qué peligros se corren de abrigarse demasiado?

Abrigarles excesivamente no es malo.  Tenemos mayor tendencia abrigar a los niños y a los ancianos por miedo a que estos lleguen a enfermar, por tal motivo, salen de casa con un equipamiento polar avanzado, situación que puede llegar a ser desagradable. El niño o el anciano sudarán y el sudor se quedará macerado por las sucesivas capas de ropa. Pero más allá de eso, no es perjudicial, sin olvidar que el sudor puede enfriar la piel y manifestarse como frío. Hay que valorar si un poco menos abrigado su hijo o abuelo saldrá a la calle igual de protegido, además de cómodo. Sin embargo, cabe destacar que el truco de las abuelas de vestirse en capas como si fueran capas de cebolla. Sin duda: entre poner al pequeño un grueso y pesado forro polar con una camiseta debajo o convertirlo en una especie de cebolla superponiendo prendas, escoja lo segundo. En climas muy fríos, lo mejor es utilizar distintas capas de ropa, aunque sean capas livianas. Esta manera de vestirnos favorece la creación de una mínima película de aire que tiene un carácter aislante. El sistema de capas, además, permitirá al niño o abuelo ir adaptando su temperatura en función de la temperatura ambiental, por ejemplo, en el cine, la casa o el salón del vecino.

Jueves, 19 Diciembre 2019 14:20

¿Existe la astenia primaveral?

¿Es la primavera una estación en la que podemos estar más cansados de lo habitual?

Sí. Factores como el cambio de horario, el aumento de temperatura, los cambios de presión atmosférica y humedad, las horas de luz o la alergia al polen, provocan en el organismo un proceso de adaptación al medio que no sobrepasa las dos semanas de duración, durante el cual las personas pueden presentar síntomas como la fatiga, la somnolencia diurna, la dificultad en la concentración, la falta de apetito ó el aturdimiento.

¿Qué relación guarda con la astenia primaveral? ¿Por qué se caracteriza este fenómero?

La astenia primaveral no es considerada una patología, si bien puede entenderse como un proceso de adaptación al cambio de factores ambientales antes citados, los cuales provocan síntomas de fatiga, somnolencia diurna, dificultad de concentración, aturdimiento, irritabilidad que no exceden las dos semanas de duración. Personas alérgicas al polen pueden son más sensibles a este cambio estacional.

¿Es más frecuente en hombres que en mujeres? ¿Lo padecen por igual niños-adultos-ancianos?

No está claro que los hombres padezcan más esta sintomatología que las mujeres. No obstante, algunos estudios afirman que hay una mayor prevalencia en hombres que en mujeres, un 56% en hombres frente a un 44% mujeres.

En cuanto a los rangos de edad, niños y ancianos son más sensibles a estos cambios ambientales de estación que personas adultas de mediana edad.

¿Qué podemos hacer para sobrellevar ese cansancio?

- Anticiparse al cambio de horario, adaptando gradualmente la rutina diaria a la nueva hora antes de que este cambio se produzca.

- Llevar un horario regular del sueño.

- Llevar un horario regular de comidas, menos alimentos calóricos y más frutas y verduras. Desayuno fuerte y cenas ligeras.

- No es preciso el aporte de vitaminas, si no una correcta alimentación.

- Abundante hidratación.

- Realizar ejercicio moderado.

Jueves, 19 Diciembre 2019 14:15

¿Para qué usa el cuerpo los reflejos?

1.- ¿Qué son los reflejos?, ¿para qué los usa el cuerpo?

El reflejo es una respuesta automática e involuntaria que realizamos ante un estímulo especifico. Esta respuesta refleja implica generalmente un movimiento muscular (al pincharnos un dedo, lo retiramos de inmediato), aunque puede consistir también en la activación de la secreción de una glándula interna (al ingerir azucares, se eleva la glucemia y como respuesta nuestro páncreas secreta Insulina para disminuir la glucemia).

Biológicamente hablamos del arco reflejo que abarca todos los componentes necesarios para que un reflejo se produzca:

  • Receptor: la zona del cuerpo que percibe el estímulo.
  • Vía aferente: el sistema nervioso lleva la información del estímulo a las neuronas.
  • Sinapsis: Las neuronas se comunican y elaboran la respuesta al estímulo.
  • Vía eferente: Conduce la respuesta elaborada por las neuronas a un órgano.
  • Órgano efector: La respuesta llega al músculo para que produzca el movimiento.

Todo este proceso se produce de forma involuntaria y sin tener conciencia de ello.

Muchos reflejos protegen nuestro organismo contra estímulos dañinos (tos, estornudo, parpadeo) o capacitan a nuestro organismo para realizar funciones básicas sin dificultad (secreciones glandulares, ritmo cardíaco, ritmo respiratorio, dilatación de vasos sanguíneos, etc.).

2.-¿Cuántos tipos de reflejos hay y para qué sirven?

En el ser humano hay distintos tipos de reflejos.

  • Reflejos innatos o congénitos:son los reflejos comunes al ser humano, también se denominan reflejos absolutos o incondicionados. Estos reflejos no requieren de aprendizaje anterior (retirar la mano al sentir que nos quemamos).
  • Reflejos condicionados:son los reflejos adquiridos como resultado de la experiencia ante determinados estímulos. El más conocido es el de los perros de Paulov, animales que aprendieron que cuando sonaba una campana era la hora de comer, cuando la oían empezaban a salivar pues sabían que era la hora de comer, o frenar de forma automática ante un semáforo rojo.
  • Reflejos profundos u osteotendinosos. También se denominan, de estiramiento muscular o miotáticos. Al estirar un músculo éste responde con una contracción que se opone al estiramiento. Este tipo de reflejos se exploran en la práctica médica realizando la percusión de un tendón mediante un martillo de reflejos u otro objeto adecuado para tal fin. La respuesta es una contracción brusca del músculo correspondiente
  • Reflejos superficiales o cutáneos. Resultado de un estímulo ejercitado sobre la piel o mucosas (estornudo como respuesta a una excitación de la pituitaria, estimulando la piel del abdomen se desvía el ombligo hacia el lado estimulado…)
  • Reflejos de automatismo medular. Reflejos que aparecen cuando se produce una lesión medular y queda desconectada del cerebro. Por ejemplo, el reflejo de triple retirada: al estimular la piel de la extremidad inferior, se produce automáticamente una flexión del pie sobre la pierna, de la pierna sobre el muslo y de éste sobre la pelvis.
  • Reflejos de postura y actitud. Son las actitudes y movimientos reflejos desencadenadas por la modificación de la postura corporal en el espacio

 

3.- ¿Es importante que los revise el médico?

En clínica, la exploración de los reflejos nos ayuda a identificar y localizar determinadas patologías. En el recién nacido son de obligada revisión e informan del estado neurológico del bebé. La evolución y desaparición de muchos de ellos en los primeros meses igualmente se valoran en consulta.

4.- ¿Se pierden con la edad? ¿Cuándo empiezan a aparecer? 

Si, existen reflejos exclusivos de los primeros meses de vida y su aparición en la edad adulta pueden indicar una patología. 

Por ejemplo, los reflejos primarios: los tiene el recién nacido y algunos de ellos desaparecerán en unos meses, por ejemplo:

  • Reflejo de marcha automática: cuando se sostiene al bebe por las axilas este mueve los pies como si quisiera caminar.
  • Reflejo de presión palmar y plantar si se le pone algo entre los dedos intenta agarrarlo.
  • Reflejo de succión, cuando se roza suavemente los labios del recién nacido se desencadena el reflejo de succión lo que le ayudara a amamantarse.

Estos reflejos desaparecen en los primeros meses de vida.

Otros aparecen en los primeros meses, cuando se acaricia la boca el bebé gira la cabeza y abre la boca buscando el alimento (pecho o biberón).

A medida que el cerebro va madurando este tipo de reflejos desaparece, si persisten a partir de cierta edad pueden ser síntomas de una alteración del desarrollo del sistema nervioso.

Miércoles, 18 Diciembre 2019 18:03

Verrugas: Cuándo preocuparse

¿Por qué aparecen las verrugas en la piel?

Las verrugas vulgares o comunes son lesiones frecuentes en la población ocasionadas por proliferación de piel, causadas por el virus del papiloma humano (VPH). Se transmiten por contacto directo de persona a persona, e indirecto a través de ropa y fómites. También, pueden diseminarse a otras áreas del cuerpo del paciente. En la mayoría de los casos, el contagio se produce mediante el contacto cutáneo casual o a través de objetos compartidos, como toallas o paños. La presencia de lesiones en la piel, como padrastros o rasguños favorecen este contagio. La costumbre de morderse las uñas, también puede favorecer que las verrugas se extiendan a las puntas de los dedos y alrededor de las uñas.

El sistema inmunológico de cada persona responde al VPH de forma diferente; por eso, no todas las personas que entran en contacto con el virus desarrollan verrugas. Se estima que las verrugas afectan entre el 7 y el 19% de la población general.

¿Hay tipos?

Se distinguen cuatro tipos de verrugas:

  • Verruga vulgar: Suelen ser del mismo color de la piel, con superficie córnea y rugosas al tacto. Se ubican, en forma aislada o en grupos, preferentemente en el dorso de las manos y de los dedos.
  • Verruga plantar: Caracterizada por lesiones dolorosas que aparecen en las plantas de los pies, con aspecto similar a las callosidades. Son sensibles a la compresión vertical, pero sobre todo a la presión horizontal o pellizcamiento.
  • Verrugas planas: Se presentan como lesiones amarillentas, ligeramente elavadas, de 2-4 mm de diámetro. Son blandas y suaves al tacto. Aparecen en cara y dorso de las manos.
  • Verrugas anogenitales: Su estudio y tratamiento es distinto al resto de las verrugas.

¿En qué zona del cuerpo es más frecuente que aparezcan?

Las verrugas comunes son pequeños bultos granulares en la piel que aparecen con mayor frecuencia en los dedos o en las manos. Son ásperas al tacto y también suelen presentar un patrón de pequeños puntos negros, que son pequeños vasos sanguíneos de sangre coagulada.

¿Producen síntomas? (dolor o picor)

La mayoría de las verrugas son asintomáticas, salvo las verrugas plantares, y desparecen de forma espontánea, muchos pacientes consultan sobre todo por las repercusiones estéticas que ellas implican.

¿Son peligrosas o inofensivas?

Las verrugas comunes suelen ser inofensivas y, con el tiempo, desaparecen por sí solas. Sin embargo, muchas personas deciden eliminarlas dado que les resultan molestas y ocasionan sentimientos de vergüenza.

¿Se pueden evitar?

Para reducir el riesgo de tener verrugas comunes, debemos evitar el contacto directo con las verrugas. Esto incluye tus propias verrugas. No te las arranques: esto puede propagar el virus. No uses en las verrugas la misma lima de uñas, piedra pómez ni alicate para uñas que usas en las uñas y la piel sanas, usa una lima de uñas desechable.

No te muerdas las uñas de las manos, las verrugas aparecen con mayor frecuencia en la piel agrietada. Quitar la piel que rodea las uñas de las manos facilita la propagación del virus.

Sé cuidadoso con el aseo y evita cepillar, cortar o afeitar las áreas que tengan verrugas. Si debes afeitarte, usa una afeitadora eléctrica.

¿Cómo se pueden eliminar?

Habitualmente las verrugas se resuelven en forma espontánea en algunos meses o años.


En población general, entre un 60 y un 70% de las verrugas desaparece espontáneamente antes de 3 meses. En niños, dos tercios de los casos se resuelven en un plazo de 2 años. Al desaparecer lo hacen sin dejar cicatriz, lo cual puede no ocurrir si hemos utilizado algún tratamiento.

Los tratamientos disponibles para el manejo de las verrugas están dirigidos para destruir todas las células infectadas por el virus, o lograr que el propio sistema inmune del individuo lo realice.


Hasta la fecha no existe ningún tratamiento 100% efectivo. Considerando ésto y la historia natural de las verrugas, sólo se recomienda tratarlas cuando éstas produzcan dolor, interfieran con la función normal del individuo (desempeño escolar o laboral) o por motivos estéticos importantes


Existen distintos tratamientos disponibles a la fecha: agentes queratolíticos, citotóxicos, inmunomoduladores, crioterapia, láser y la resección quirúrgica.
Dentro de los tratamientos posibles de implementar en la Atención Primaria, los agentes tópicos son los más utilizados; entre ellos, ácido salicílico y la podofilina.

¿Dejan marcas?

Como ya hemos comentado, sólo se debe tratar aquellas lesiones que produzcan dolor, dificultades en la vida del paciente o un compromiso estético importante. Se sugiere iniciar la terapia con preparados tópicos que contengan ácido salicílico, explicando previamente al paciente, sus potenciales riesgos, es decir que al tratar pueden quedar cicatrices que no ocurrirían si se resuelven espontáneamente.

Miércoles, 18 Diciembre 2019 17:56

Tipos de convulsiones y cómo actuar

¿Qué son las convulsiones?

La palabra convulsión proviene de las palabras latinas convulsio y convellere que significa «juntar». El origen de las convulsiones está en descargas eléctricas súbitas, excesivas, coincidentes a la vez y anormales de un grupo de neuronas del cerebro (foco). Es como si unas células del cerebro se cargasen de energía eléctrica y la descargasen sin previo aviso todas a la vez. Equivale a crisis epiléptica.

La palabra epilepsia viene del griego epilambaneim, «coger por sorpresa». Equivale a enfermedad epiléptica y son convulsiones que se repiten y que tienen su origen en un proceso crónico de fondo.

Quiero dejar claro estas definiciones porque una sola convulsión o convulsiones repetidas debidas a agresiones agudas del cerebro (traumatismos) o que se pueden corregir o evitar (fiebre, alcohol, drogas), no son epilepsias.

Esta descarga eléctrica brusca y espontánea da lugar a contracciones de músculos, partes determinadas del cuerpo o todo el cuerpo en general.

La causa de esta actividad eléctrica incontrolable del cerebro puede deberse a múltiples causas: fiebre (frecuente en niños pequeños), sustancias tóxicas (fármacos, alcohol, drogas), traumatismos cerebrales o enfermedades que dañan una parte o varias del cerebro.

¿Por qué se producen?

Todas las crisis epilépticas son síntomas de un mal funcionamiento o lesión cerebral.

Múltiples situaciones, sustancias y fármacos pueden originar convulsiones: fiebre, drogas (cocaína y anfetaminas -crack-), antidepresivos y fármacos utilizados para el tratamiento de las psicosis, antibióticos y antivíricos, anestésicos, analgésicos, contrastes radiológicos, la abstención de alcohol y fármacos empleados como tranquilizantes o para inducir el sueño.

La mayoría de las personas cuando piensan en convulsiones, suelen imaginarse el cuerpo de una persona que se sacude rápida y sin control. Pero no todas las convulsiones provocan este cuadro generalizado. Existen muchos tipos de convulsiones y algunos tienen síntomas leves.

Las crisis parciales o focales se originan en un área limitada del cerebro. Lo que veremos será lo que controla esa área. Las simples son las más frecuentes y el paciente es total o parcialmente consciente de los síntomas (no pierde el conocimiento): movimientos repetidos, destellos luminosos, musiquilla, zumbidos o palabras en el oído; olores o sabores intensos; sensaciones de tacto anormales, palidez, sudoración, accesos de calor en la cara, déjà vu -experimentar una sensación ya conocida o de asistir a un acontecimiento muy familiar que siempre es el mismo-, jamais vu -sensación de irrealidad o de estar en un sitio extraño-.

En las crisis generalizadas hay una alteración de la conciencia porque se afectan a la vez los dos hemisferios cerebrales. A su vez pueden ser no convulsivas o convulsivas. Las crisis generalizadas no convulsivas son las llamadas ausencias dónde hay una breve pérdida de conciencia que dura solo unos segundos por lo que puede pasar inadvertida, sin pérdida de la postura («pequeño mal» o ausencias típicas). El inicio y final son bruscos por lo que no es raro que la primera pista sea un “ensimismamiento” o la disminución del rendimiento escolar detectado por un profesor. Un 50% de los pacientes sufrirán una curación espontánea a los tres años.

Las crisis generalizadas convulsivas o «gran mal» son las que todo el mundo imagina cuando piensa en epilepsia. Estas últimas tienen una primera fase donde se produce una contracción muscular generalizada breve. El paciente se pone rígido: músculos de la masticación (mordedura de lengua y mejillas), brazos doblados y piernas estiradas; emiten un ruido gutural por la contractura laríngea, se interrumpe la respiración y el paciente se pone “azul”. A los 20-30 segundos aparece otra fase que dura + 1 minuto donde se producen sacudidas muy breves de las extremidades que se van haciendo más amplias y violentas. Durante esta fase pueden producirse luxaciones, fracturas y traumatismos. Tras esta, aparece una tercera fase dónde el paciente está adormecido, no responde, los músculos están flácidos, hay exceso de salivación que puede ser sanguinolenta si se ha mordido la lengua o las mejillas, y pérdida de orina y heces (no es un signo de gravedad, sencillamente indican que la vejiga y el intestino estaban llenos cuando se produjo la crisis). El paciente suele dormir varias horas y al despertarse no se acuerda de lo ocurrido, está confuso, con dolor de cabeza y dolores musculares por las contracciones.

¿Qué hay que hacer en caso de convulsiones?

Ante todo, mucha calma:

  •  Garantizar que el paciente pueda respirar pero evitando introducir en la boca materiales que el paciente pueda aspirar o tragar. No forzar la introducción de objetos ya que podemos partir piezas dentales. Mucho menos introducir nuestros dedos en la boca del paciente ya que podríamos sufrir una mordedura grave.
  •  Evitar las autolesiones iniciales del paciente, prevenir la mordedura de lengua, retirar objetos próximos para evitar traumatismos, almohadillar la cabeza.
  •  Evitar la sujeción intensa de las extremidades ya que se pueden producir fracturas óseas o lesiones musculares por la contractura.

 

¿Cuándo hay que preocuparse?

  •  Toda primera convulsión precisa ser estudiada.
  •  Epilepsias conocidas que duran más de 5 minutos.

¿Son síntoma de algo grave?

  •  Si viviésemos 80 años, la probabilidad de sufrir una crisis epiléptica durante nuestra vida sería del 10%.
  •  En un 40% de los pacientes no se identificaría la causa de la convulsión después de realizar los estudios adecuados.
  •  Hay dos picos de edad donde se dan mayor casos de epilepsia. En la 1ª y 7ª década de la vida. Este último pico de epilepsias tardías es un hecho generalmente desconocido y se debe a la enfermedad cerebral vascular (microinfartos cerebrales).

¿Cuáles son las diferencias entre niños y adultos?

Tal vez insistir en las ausencias típicas o «pequeño mal» que pueden pasar inadvertida y que la primera pista sea un “ensimismamiento” del niño o la disminución del rendimiento escolar detectado por un profesor.

En adultos, el uso de drogas o fármacos que puedan desencadenar las crisis.

Duración de las mismas

Convulsiones que duran más de 5 minutos precisan de tratamiento anticonvulsivo inmediato.

Consecuencias de las convulsiones.

La mortalidad se debe al riesgo de sufrir estados de mal convulsivo y accidentes o asfixia durante los ataques. El exceso de mortalidad se da entre pacientes con enfermedades epilépticas que además tienen lesiones cerebrales graves y crisis incontrolables.

Listado de consejos sobre cómo proceder cuando alguien tiene convulsiones. 

Probablemente el número de pacientes afectados de epilepsia está subestimado debido a la dificultad del diagnóstico de ciertos tipos de epilepsia y a la ocultación por estigmas sociales.

  •  El paciente con epilepsia debe realizar una vida normal. En los niños se debe reemplazar la sobreprotección por un apoyo comprensivo que minimice sentimientos de inferioridad e inseguridad y otros obstáculos emocionales.

Científicos, escritores, músicos, artistas y personajes que influyeron en la historia de la humanidad padecían epilepsia: Albert Einstein, Alfred Nobel, Isaac Newton, Alejandro Magno, Julio César, Sta. Teresa de Jesús, San Pablo, Dovtoiesky, Van Gogh, Lord Byron, Charles Dickens, Napoleón, los actores Danny Glover y Richard Burton, Elton John; Tchaikovsky, Berlioz, Handel; y el héroe mitológico Hércules. De ahí que la epilepsia también se conozca como la «enfermedad de Hércules».

  •  Tratar los procesos subyacentes que originan la epilepsia.
  •  Evitar los factores que pueden desencadenar las crisis: luz, ruido (dependen de la intensidad del estímulo), los sobresaltos. La epilepsia fotosensible es provocada por la estimulación luminosa intermitente como el brillo del sol en el agua o a través de las hojas de los árboles, postes de alumbrado, oscilación de los tubos fluorescentes estropeados o el televisor. Hay estímulos sensoriales complejos que también pueden desencadenar convulsiones en pacientes susceptibles como la escritura, lectura o cálculo aritmético.
  •  Algunos pacientes son capaces de desencadenar el inicio de una crisis cuando, en un ambiente tranquilo, relajado y en soledad, se concentran mentalmente y rememoran las sensaciones que anuncian el comienzo de una crisis y que, en ocasiones, son indefiniblemente placenteras. Pueden abortar el comienzo de la crisis si, inmediatamente, se oponen con un esfuerzo mental o con un estímulo que generalmente es doloroso.
  •  Para finalizar, si usted presencia una convulsión trate de recordar todo lo que ocurrió justo antes de comenzar. Será de gran ayuda al médico para poder clasificarla ya que el tratamiento y los fármacos variarán dependiendo de qué tipo de epilepsia sea.
Miércoles, 18 Diciembre 2019 17:51

Cómo toser o estornudar correctamente

¿Cuál es la función del estornudo y en qué casos el cuerpo estornuda?

El estornudo es un acto reflejo de expulsión súbita e involuntaria de aire desde los pulmones hacia las fosas nasales y la boca que puede estar provocado por diversos agentes o sustancias, habitualmente por partículas extrañas que provocan irritación de la mucosa nasal. En otros casos, puede estar provocado por una alergia, por ingesta de algunos alimentos, infecciones virales, reacción a la luz… El estornudo es un reflejo importante de protección de las vías respiratorias ya que impide el paso de las partículas extrañas de la nariz a los pulmones. Asimismo, el moco nasal ayuda en la defensa de distintas agresiones del ambiente, es por ello que en el moco y en las secreciones que se producen durante el estornudo pueden ir partículas virales durante los periodos de infección que pueden alcanzar una distancia de hasta metro y medio y depositarse en las superficies.

 

¿Cuál es la función de la tos y en qué casos el cuerpo tose? 

Al igual que el estornudo, la tos tiene también como función proteger la vía aérea y los pulmones ya que permite el aclaramiento de secreciones como moco, sustancias nocivas, partículas extrañas, microorganismos infecciosos, etc. evitando su retención y aspiración y previniendo a la vía aérea de una posible infección. Las causas más frecuentes de tos aguda, es decir aquella con duración de hasta 3 semanas, suelen ser procesos infecciosos del tracto respiratorio y exacerbaciones de patologías pulmonares crónicas como asma y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). En casos de tos con duración superior a tres semanas, su médico determinará las posibles causas como microorganismos específicos, hiperreactividad de la vía aérea postinfecciosa, reflujo gastroesofágico, etc.

 

¿Cómo debemos toser o estornudar correctamente?

Hay que practicar buenos hábitos de higiene al toser y estornudar. Cuando ocurra hay que cubrirse la nariz y la boca con un pañuelo desechable y echarlo en la basura o bien utilizar la parte superior de la manga para cubrirse la boca y la nariz por completo. Con ello impediremos esparcir los microbios y contagiar al resto de las personas.

Cuando estamos enfermos debemos evitar tener contacto con otras personas, como dar abrazos, besos o la mano y alejarse de los demás antes de toser o estornudar.

 

¿Por qué debemos olvidarnos de colocar la mano en la boca como se nos ha dicho toda la vida, o ya en el último extremo de no taparnos en ningún caso?

Las personas infectadas pueden transmitir los virus que causan resfriados a otras personas a través del aire y el contacto personal cercano. Esto puede pasar si estornudamos y nos tapamos la boca con la mano, estamos ayudando a propagar los virus por ejemplo cuando después damos la mano a alguien o tocamos una superficie como el pomo de una puerta o luego nos tocamos los ojos, la nariz… favoreciendo la diseminación de los virus y propiciando que nos enfermemos nosotros y los demás. 

 

¿Por qué es importante toser o estornudar correctamente?

Las personas están a menudo tocando cosas, animales, alimentos, dinero, etc. por lo que estamos expuestos a multitud de gérmenes. De hecho, son muchas las patologías que pueden contagiarse a través de las manos, la tos y el estornudo si no practicamos unos buenos hábitos de higiene. 

 

¿Es importante lavarnos las manos después de toser o de estornudar?

Si, es importante lavarse las manos durante 20 segundos y enseñar a los niños pequeños a que hagan lo mismo. Los virus causantes del resfriado pueden vivir en las manos y por eso, lavarse puede ayudar a no propagar la enfermedad.

 

Ahora que se acaba el verano y comienza el otoño, ¿por qué nos cogemos más catarros?

Es debido a la bajada de temperaturas, mayor humedad en el ambiente y los cambios térmicos repentinos; todo ello, conforma un cóctel que favorece los resfriados. Además, la concentración por el mal tiempo en lugares cerrados durante más tiempo y el comienzo del curso escolar suele ser también un factor clave, ya que los niños al estar en contacto continuo con otros menores tienen más posibilidades de contagiarse, llevando los gérmenes a casa, por ello, es fundamental también educarles en las medidas de higiene descritas.

Miércoles, 18 Diciembre 2019 17:46

Alimentación en procesos gripales

¿Por qué es importante cuidar nuestra alimentación de cara a nuestra salud?

La alimentación es y ha sido siempre fuente de salud, de tal manera que ya muchos estudios epidemiológicos la relacionan con la disminución de enfermedad, la longevidad de la población y otras áreas de la salud en general. Entre los determinantes de la salud, ya citados por Lalonde hace más de 40 años, la alimentación y la dieta se han configurado como elementos básicos de los llamados estilos de vida principales a la hora del mantenimiento de una buena salud individual y poblacional. La dieta equilibrada, el descanso, el ejercicio, un ritmo de vida relajado, la eliminación del tabaco y la moderación en el consumo de alcohol fortalecen nuestras defensas de forma natural.

La dieta debe identificarse con “un estilo de vida saludable “.

¿En el caso concreto de los catarros/resfriados?

Hay que aprovechar las propiedades de los alimentos de temporada para llenar nuestra despensa energética e inmune. La dieta mediterránea es probablemente una gran aliada en la alimentación otoñal. El otoño nos deja menos horas de luz y más frío, es frecuente la propensión a catarros y procesos gripales. Así pues, hay alimentos que nos aportan las vitaminas y oligoelementos necesarios para contrarrestar los rigores del clima y de nuestra actividad.

¿Qué alimentos refuerzan nuestras defensas de cara a un posible enfriamiento?

Los alimentos de origen vegetal que incluyen semillas (cereales, legumbres, frutos secos), tubérculos y raíces, aportan gran cantidad de energía junto a nutrientes esenciales, y frutas y hortalizas, que son grupos de enorme interés por sus beneficios con gran riqueza en vitaminas, elementos minerales y fibra, hacen que su consumo sea imprescindible para conseguir una alimentación sana y equilibrada.

Las vitaminas son esenciales:

Vitamina A: Fundamental para el sistema inmune y la prevención de infecciones y del envejecimiento, como antioxidante natural que es.

Alimentos que la contienen: Hígado, mantequilla y nata, huevos y lácteos completos, verduras de color verde oscuro, o de coloración rojo-anaranjado-amarillento como zanahoria, batata, calabaza, espinacas, lechuga, brócoli, coles de bruselas, tomate, espárragos, y frutas como, el melón, la papaya, el mango, el melocotón y las cerezas.

Vitamina B: Fortalece el sistema inmunológico.

Alimentos que la contienen: Hígado y vísceras en general, carnes de ternera, pollo y cerdo, huevos, y cereales integrales (arroz, trigo, avena…), legumbres (soja, guisantes, lentejas, garbanzos…) o las nueces. También en las setas, la levadura de cerveza y el germen de trigo.

Vitamina C: Esta vitamina contribuye al mantenimiento de las barreras naturales contra las infecciones y nos defiende de las infecciones, siendo como otras vitaminas un poderoso antioxidante.

Alimentos que la contienen: Sus fuentes son sólo de origen vegetal y la contienen la gran mayoría de verduras (los pimientos, las coles, la coliflor, las espinacas, los tomates los pimientos y las patatas) y de frutas como plátanos, cítricos, mangos, manzanas, piñas, melón, fresas, kiwi, fresas, bayas, caqui o guayabas.

Vitamina E: Antioxidante también protege de la presencia de sustancias tóxicas que penetran el organismo por vía respiratoria o bucal. Estudios en humanos han demostrado un aumento de la respuesta inmune después de administrar vitamina E, especialmente en enfermedades por virus.

Alimentos que la contienen: aceites vegetales germinales (soja, cacahuete, arroz, algodón y coco), vegetales de hoja verde, cereales y panes integrales.

Flavonoides: Verduras de la familia de la col, verdura de hoja verde, frutas rojas, moradas y cítricos.

Hierro: Hígado, carnes (especialmente la de caballo), pescado, huevo y en menor proporción los lácteos.

Zinc: Su deficiencia se asocia a una mayor susceptibilidad frente a infecciones. Lo encontramos en carnes, vísceras, pescado, huevos, cereales completos y legumbres.

Selenio: Una carencia de esta sustancia también afecta a la inmunidad, que podemos contrarrestar con el consumo de carne, pescado, marisco, cereales, huevos, frutas y verduras.

Cobre: Antiinflamatorio y antiinfeccioso, el cobre está presente en hígado, pescado, marisco, cereales completos y vegetales verdes.

Ácidos grasos: Su fuente son los aceites de semillas (girasol, maíz, soja...), el germen de trigo y los frutos secos oleaginosos.

Algunos alimentos de esta temporada ricos en estas sustancias son:

  • GRANADAS: Se ha mostrado eficaz en tratamientos de otitis crónicas, sinusitis y faringitis. Su capacidad antioxidante es tres veces mayor que la del té verde, el vino tinto y el zumo de arándanos. Lleva ácido cítrico, antiinflamatorio y antiséptico, alcalinizador de la orina y potenciador de la acción de la vitamina C y ácido málico antioxidante, presente en el ciclo de Krebs en la obtención de ATP. Rico en Flavonoides y taninos (presentes sobretodo en la pulpa blanca), Vitaminas A, C y E aportando el 50% RDA, Vitaminas del grupo B, ácido. fólico, su aporte equivale al 100% de la RDA.
  • FRESAS: Cantidades importantes de los tres antioxidantes por excelencia (vitamina E, C y betacaroteno).
  • TOMATE: El licopeno, vitamina C y betacaroteno lo convierten en un aliado anticáncer (sobre todo de próstata), dolencias degenerativas y cardiacas.
  • UVA: Abundante en vitamina A, reverastrol en el pellejo. En las uvas pasas, extracto de semilla de uva y aceite de uva el contenido en antioxidantes es mayor.
  • AJO Y CEBOLLA: Poseen flavonoides, vitaminas del grupo B y minerales.
  • CRUCÍFERAS: Col, brécol, coliflor, coles de bruselas… Son ricas en betacaroteno y vitamina C, ácido fólico, hierro y calcio. Los fitonutrientes se encuentran también en el brócoli –que aporta además ácido fólico y vitaminas C y A,

Otros alimentos también interesantes por sus propiedades nutricionales son:

  1. La espinaca, es rica en vitaminas A y C, y ácido fólico, y constituye una buena fuente de magnesio. Asimismo, estimularía el sistema inmunológico
  2. Cítricos: naranjas, pomelos, limones… proporcionan, sobre todo, vitamina C y flavonoides, que neutralizan la acción de los radicales libres.
  3. Manzanas son una buena fuente de vitamina C, un antioxidante que previene el daño celular.
  4. Los arándanos contienen fitonutrientes. Además, son una fuente de fibras y vitamina C.
  5. Frutos secos: abundantes en vitamina E, selenio y elementos fotoquímicos. Ricos en arginina
  6. Verduras de hoja verde: espinacas, berros… son buena fuente de antioxidantes naturales (vitamina C y E). Además, las espinacas son ricas en luteína, un pigmento de importantes propiedades antioxidantes.
  7. Aceite de oliva: por su contenido en ácido oleico, vitamina E y compuestos fenólicos es uno de los alimentos con mayor poder antioxidante.

¿Es cierto que la vitamina C se aconseja en estos casos?

Para prevenir los catarros de otoño -y de cualquier época- es ideal el consumo de cítricos (naranjas y limones), cuyo alto contenido en vitamina C ayuda a elevar las defensas naturales del organismo. También son ricos en esta sustancia el tomate y el kiwi.

¿Es cierto que es conveniente tomar caldos y sopas ante estos casos? ¿Qué tipo de caldos/sopas son los más recomendables en este caso?

El consumo de caldos calientes, nos permite mantener nuestra temperatura corporal en 37º. Los caldos y sopas son una gran fuente de hidratación, necesaria siempre y especialmente en casos de mucosidad.

Según un estudio de la Universidad de Nebraska, la sopa que contiene pollo, cebolla, zanahoria apio perejil y pimienta, alivia la congestión nasal.

Otro estudio indica que estas sopas mejoran la protección nasal reforzando a los cilios, previniendo la entrada de agentes infecciosos.

Las proteínas contienen aminoácidos como la cistina que mejora la mucosidad

Una sopa energética nos proporciona una buena termorregulación.

Las sopas más recomendables son las tradicionales que contengan legumbres, arroz o pasta, verduras variadas y pollo/gallina: cocido madrileño, pote gallego, sopa castellana…

Viernes, 13 Diciembre 2019 15:51

Nociones básicas de primeros auxilios

¿Por qué es importante conocer los primeros auxilios?

Cuando hablamos de primeros auxilios nos referimos a la asistencia que se presta a una persona accidentada o que se ha puesto enferma de forma repentina e inesperada en el mismo lugar donde se produce, hasta la llegada de la asistencia sanitaria, evitando así que las lesiones se agraven e incluso permitan solucionar los casos más leves.

Los accidentes leves se producen con cierta frecuencia en nuestra vida diaria, ¿quién no ha sufrido un corte, ha tenido una herida, ha sufrido una caída o una quemadura a lo largo de su vida o en su entorno más cercano? Unos mínimos conocimientos en Primeros Auxilios permiten realizar una atención adecuada y evitan, en muchos casos, complicaciones que pudieran agravarlos.

Sin embargo, en ocasiones las personas pueden estar en una situación que revista una mayor gravedad, como pacientes que presentan síntomas compatibles con una enfermedad cardiovascular: un infarto agudo de miocardio, un ICTUS o incluso una parada cardiaca. El saber actuar en estos casos, por parte de los primeros intervinientes, logra que la actuación sanitaria se realice en mejores condiciones y que la probabilidad de supervivencia de los mismos aumente.

El lugar idóneo para realizar esta educación en primeros auxilios es en las escuelas, por donde pasa la mayoría de la población en un momento óptimo para el aprendizaje. 

¿Cómo actuar frente a una emergencia? (qué hacer y qué no hacer)

Lo primero que debemos realizar en cualquier circunstancia es mantenernos tranquilos, asegurarnos que quien presta la ayuda y la persona que va a ser auxiliada se encuentran en un lugar seguro y llamar a los servicios de emergencia, a través del teléfono 112/061 (en algunas provincias españolas), para que la ayuda llegue lo más precozmente posible.

En esta llamada al 112 es importante que digamos la situación exacta de donde nos encontramos: la calle, número, piso y/o algún punto de referencia que permita localizar nuestra ubicación lo más rápidamente posible. También se recomienda aportar información sobre lo que ha ocurrido, del número de pacientes o heridos y de las lesiones que presentan aparentemente.

Es importante que esta acción de llamar al 112 para pedir ayuda se la inculquemos a nuestros hijos ya desde edades tempranas, explicándoles que situaciones pueden constituir una emergencia y cuando deben llamar al teléfono de emergencias.

En todas las centrales de Coordinación de Emergencias hay profesionales sanitarios las 24 horas del día todos los días del año, por tanto, en caso de necesidad, ellos pueden prestar consejo telefónico sobre lo que se debería realizar en esos primeros momentos.

Una vez realizado esto pasaremos a socorrer a la persona con los recursos disponibles en ese momento.

Lo primero que deberemos valorar es la gravedad de la situación, realizaremos una primera evaluación del nivel de conciencia. Para ello nos acercaremos a la persona y le preguntaremos ¿Cómo se encuentra? ¿Qué le ocurre?

Si la persona nos contesta es un signo inequívoco de que la persona está consciente, lo colocaremos en posición lateral de seguridad y preguntaremos que le ocurre y en que podemos ayudarle.

Si por el contrario, el paciente no responde ni tan siquiera a estímulos, como zarandear levemente los hombros, el siguiente paso a realizar es comprobar que el paciente respira. Para comprobar la respiración debemos traccionar de su frente hacia atrás y elevar ligeramente la mandíbula, acercaremos nuestra mejilla a la boca del paciente y miraremos hacia su pecho de forma que podamos sentir, oír y ver la respiración o la presencia de movimientos torácicos.

Si el paciente respira con normalidad, lo pondremos en posición lateral de seguridad.

Si no respira con normalidad, avisaremos al 112 e iniciaremos las maniobras de reanimación cardiopulmonar ya que el paciente probablemente se encuentra en parada cardiorrespiratoria. La reanimación cardiopulmonar la iniciamos con las compresiones torácicas efectivas. Consideramos que estas son efectivas cuando las realizamos en el centro del pecho y hundimos el tórax unos 5-6 cm, a una frecuencia de 100-120 compresiones por minutos, y debemos dejar que tras cada compresión el tórax vuelva a la posición inicial, es decir, que reexpanda totalmente. Si estamos entrenados, daremos 30 compresiones y dos ventilaciones de rescate, si no, realizaremos compresiones de forma ininterrumpida hasta la llegada de los servicios de emergencia.

Consejos de primeros auxilios      

Haremos un breve repaso sobre cuatro situaciones que ocurren en nuestra vida cotidiana con cierta frecuencia:

En el caso de presentar una herida con sangrado activo lo que debemos hacer en primer lugar es lavar la herida con agua y jabón y aclararla con abundante agua. Para detener la hemorragia deberemos colocar un pañuelo o una gasa limpia y presionar directamente sobre la misma. Si persistiera la hemorragia y la gasa o el apósito estuviera empapado no debemos retirarlo, pondremos otro encima y continuaremos con la presión sobre la herida, hasta que deje de sangrar, y posteriormente mantendremos la presión con un esparadrapo o venda. Se recomienda elevar el miembro afectado si las lesiones lo permiten, para disminuir el sangrado.

Si hubiera algún objeto clavado, no debe extraerse, ya que podría empeorar la situación y aumentar el sangrado. Lo recomendable es que lo fije para que no se mueva y se extraiga en un centro sanitario.

En el caso que persista el sangrado o la herida sea profunda o muy amplia, con los bordes muy separados, deberá acudir a un centro médico. También deberá acudir al médico en caso de heridas que pueden haberse infectado, esto lo sospechará si en la zona donde se produjo la herida aparece enrojecimiento, calor, hinchazón, supuración o incluso fiebre.

No se recomienda hacer torniquetes salvo en casos de hemorragia masiva, como puede producirse en el caso de una amputación, que pueda poner en peligro la vida de la persona.

Otra serie de cosas que no se recomienda hacer en las heridas y que se hacen con cierta frecuencia es utilizar soluciones que tiñen la herida, como mercurocromo, o echar alcohol ya que no sólo no desinfecta si no que además puede provocar quemaduras en los bordes de la herida.

En las quemaduras, lo primero que debemos realizar es retirar a la persona de la fuente de calor. En el caso de quemaduras eléctricas, antes de tocar a la persona, deberemos asegurarnos que no está en contacto con la fuente eléctrica.

Tras esto deberemos quitar la ropa que esté encima de la quemadura, salvo que esté adherida a la piel, y enfriar la quemadura con agua corriente durante 15-20 minutos. No debemos aplicar ninguna crema ni pasta a la superficie quemada. Tampoco debemos romper las ampollas que se hayan producido.  La taparemos con un paño limpio humedecido y acudiremos al Centro de Salud para que valoren el grado de la misma y apliquen el tratamiento más adecuado. Se puede administrar al lesionado algún analgésico, tipo paracetamol o ibuprofeno. En el caso de las quemaduras debemos tener especial cuidado si estas afectan a la cara, manos, pies, pliegues o genitales ya que pueden presentar complicaciones graves.

El atragantamiento u obstrucción de la vía aérea por un cuerpo extraño es una situación potencialmente grave que puede resolverse satisfactoriamente si realizamos una actuación correcta. Generalmente las personas están comiendo, en el caso de los niños, sobre todo de corta edad, puede estar jugando, y presentan un acceso brusco de tos, que puede acompañarse de dificultad para hablar o respirar, incluso si la obstrucción es grave aparece un tono azulado alrededor de los labios, dejan de respirar y pueden perder el conocimiento.

Suele ser fácilmente reconocible porque habitualmente la persona pone sus manos alrededor del cuello y tose al mismo tiempo.

En el caso de obstrucciones leves la persona está consciente y suele toser con fuerza. Lo que debemos hacer es colocar en posición incorporada, ligeramente inclinado hacia delante y animarle a que siga tosiendo.

Si la persona es incapaz de hablar, tiene una tos débil o es incapaz de respirar podemos estar ante una obstrucción grave de la vía aérea. En este caso lo que debemos hacer es incorporar a la persona y apoyar una de nuestras manos en el pecho de la víctima, inclinándola hacia delante y a continuación le daremos 5 golpes fuertes en la espalda, entre las dos escápulas, con el talón de la otra mano. Si la obstrucción no se resuelve deberemos realizar 5 compresiones abdominales. Para ello nos situaremos detrás de la víctima, la inclinaremos hacia delante y colocaremos el puño cerrado de nuestra mano entre el ombligo y el esternón. Agarraremos con la otra mano el puño y empujaremos 5 veces seguidas hacia arriba y hacia atrás.

Deberemos alternar las compresiones en la espalda y en el abdomen hasta que se resuelva la obstrucción o la persona pierda el conocimiento.

En el caso que la persona deje de respirar y pierda el conocimiento, deberemos apoyar a la víctima en el suelo, boca arriba, llamar al 112 e iniciar compresiones torácicas como las descritas para hacer la reanimación cardiopulmonar.

Las convulsiones son consecuencia de una actividad neuronal anormal y pueden manifestarse de diferentes formas, con pérdidas bruscas de conciencia, rigidez, flacidez o movimientos involuntarios de un músculo o una parte del cuerpo o desconexión del entorno con mirada perdida. Es frecuente que la persona presente rigidez de la mandíbula y presente la boca morada y cerrada con fuerza, ocasionando a veces mordedura en la lengua. También es frecuente que el paciente tenga incontinencia de esfínteres. Normalmente duran menos de 5 minutos y ceden espontáneamente.

Las causas que originan una convulsión pueden ser muy variadas, como traumatismos, fiebre, una disminución del azúcar en sangre (hipoglucemia), algunos fármacos o enfermedades neurológicas, entre otras.

Tras la convulsión es frecuente que la persona se quede adormilada, confusa y/o desorientada durante un breve periodo de tiempo hasta que recupera totalmente la normalidad.

En el caso de ser testigos de personas que están teniendo una convulsión debemos permanecer con ellos durante todo el tiempo que dure la convulsión, la colocaremos en un lugar seguro, es recomendable recostarla sobre el suelo, si es posible la tumbaremos de lado, y pondremos su cabeza sobre algo suave y plano (una chaqueta, almohada, toalla, etc.) y evitaremos que se golpee con cualquier objeto hasta que ceda completamente. No debemos sujetarlos para impedir los movimientos ni introducir nada en la boca ya que podríamos producirle lesiones en los dientes o en la mandíbula. No le de agua o alimentos hasta que la persona esté totalmente recuperada.

Si la convulsión dura más de 5 minutos llame al 112.

 

 

 

 

 

 

Viernes, 13 Diciembre 2019 15:41

¿Cuándo debemos hacernos un chequeo médico?

¿Cuáles son las patologías que más se benefician de hacerse revisiones y chequeos de forma periódica?

El concepto de “chequeo” o revisión médica en personas sanas con carácter preventivo nace en los años 50 del siglo pasado en EEUU, partiendo de la idea de las compañías aseguradoras laborales (HMO) de intentar adelantar el diagnóstico de las enfermedades más frecuentes y graves en el ambiente laboral para minimizar los costes de los seguros. En un país sin sanidad pública como EEUU esto generó el concepto de que con las revisiones preventivas se ganaba en salud, por lo que el modelo se entendía como algo positivo y se extendió por todo el mundo.

Actualmente sabemos que este concepto es erróneo y que ha generado lo que conocemos como “prevención cuaternaria”, es decir, intentar evitar la iatrogenia (el daño que generan las actuaciones sanitarias excesivas) ante la abundancia de efectos secundarios que generan los “chequeos” de forma periódica.

Abandonando los conceptos de chequeos en población sana, lo que se mantiene son las estrategias de detección precoz o cribado de algunas enfermedades como diferentes tipos de cáncer, presencia de factores de riesgo cardiovascular o algunas enfermedades autoinmunes.

¿Qué chequeos de salud, básicos y preventivos, se recomiendan a partir de los 50 años, y con qué periodicidad?, ¿en qué casos hay que someterse en esta etapa a chequeos más completos y específicos?

Envejecer con salud no está vinculado a una edad específica y la promoción de la salud; mediante hábitos saludables en alimentación y ejercicio debe empezar incluso desde la infancia. No obstante, a partir de los 50 años hay algunas enfermedades en las que hay que prestar especial atención, como el cribado de cáncer de mama, con la realización de mamografías bienales hasta los 70 años; o el cáncer de colon, con determinación de sangre oculta en heces cada dos años entre los 50 y 70 años.

También en estas edades debe mantenerse el cribado de cáncer de cuello de útero (iniciado a los 25 años) con citologías cada 3-5 años, así como la detección de factores de riesgo cardiovascular con toma de tensión arterial, peso y talla cada 2 años, detección de colesterol y glucemia en sangre cada 5 años y evaluación de hábitos tóxicos (alcohol, tabaco y otras drogas) cada 2 años.

De los 60 años en adelante, ¿cuáles (y con qué periodicidad) son los chequeos básicos recomendados y qué tipo de chequeos o pruebas específicas habría que incluir en este rango de edad?

Además de mantener lo expuesto en la pregunta anterior, a partir de los 60 años se abre el importante campo de la vacunación en adultos, que si bien debería valorarse con continuidad a partir de los 14 años, tiene a partir de esta edad dos hitos fundamentales. La vacunación antigripal, de forma anual y la antineumocócica, que puede ser con una sola dosis en caso de la vacuna conjugada o cada cinco años en el caso de la polisacarida (está ultima financiada en toda España, mientras que la primera solo en algunas Comunidades Autónomas)

¿Cuál sería el chequeo básico tipo y qué parámetros y/o revisiones incluye?

Tal y como hemos expuesto, el concepto “chequeo” debería abandonarse, sustituyéndose por el concepto de promoción de la salud, muy relacionado ahora con las diferentes Estrategias de atención a las enfermedades crónicas.

Difundir entre las personas (e incluso entre los pacientes) cuáles son los hábitos saludables y los tóxicos; cómo podemos evitar las enfermedades sin recurrir a pruebas diagnósticas como único requisito y cómo debemos autogestionar nuestras enfermedades crónicas, forma la base de sistemas sanitarios sostenibles y de un mayor aumento de la supervivencia y, sobre todo, de la calidad de vida en las personas mayores.

Debemos mantener actividades sanitarias que demuestren su utilidad en el descenso de la mortalidad de las enfermedades o el aumento de la calidad de vida de los pacientes, evitando aquellas que inducen falsos diagnósticos o tratamientos que generan daño.