La Insuficiencia Venosa Crónica (IVC) es la enfermedad vascular más frecuente en el conjunto de la población española y se carac-teriza por ser crónica, progresiva y no siempre benigna. Su prevalencia en mujeres es del 64%, y en varones del 37%. En estadios avan-zados puede llegar a influir seriamente en la calidad de vida de nuestros pacientes con una morbimortalidad similar al fallo cardiaco. La práctica clínica pone en evidencia que mu-chas personas con IVC no tienen tratamiento, porque ni siquiera han llegado a consultar por este motivo, y en caso de que lo hayan he-cho, no reciben el adecuado.
Existen factores predisponentes de tipo con-génito y frecuentemente hereditario, sobre los que actúan a lo largo de la vida factores desencadenantes, entre los que destaca de manera llamativa en los últimos tiempos, el sobrepeso en la población general.
La evolución de la IVC es habitualmente lenta, y tienen que transcurrir décadas desde su inicio para que aparezcan signos y síntomas graves. El reflujo venoso generado a partir del fallo de la función valvular es el hecho inicial a partir del cual se genera la Hipertensión Venosa Crónica (HTV). En la de etiología se-cundaria, dicho fallo es consecuencia de la fi-brosis valvular secundaria a la trombosis.